Hace mucho tiempo me di cuenta que algo no iba bien en las aulas, el problema es que aún hoy percibo, que no hemos avanzado mucho en solucionar el problema de nuestros alumnos con TDAH. Los alumnos con TDAH en relación a sus pares se sienten disminuidos, se dan cuenta que no son iguales, sus mismos compañeros lo perciben así y los tratan con indiferencia o sarcasmo, lo que los hace vulnerables a la crítica del entorno. Por lo general, ellos se dan cuenta con las palabras o gestos que no son del todo aceptados. Es muy probable que acepten a medias a aquel cuyo TDAH le permita un rendimiento académico superior, pero en el caso de los alumnos con deficiencias o problemática en el estudio, ello no sucederá.
¿Qué sucede con los maestros de estos alumnos? Practicamente lo mismo y ello debido a que no se prepara a los maestros para trabajar y comprender a los alumnos que presentan diferencias, léase...TDAH. El maestro no debe ser uno que se dedique a reprimir los impulsos de los chicos, de forma drástica y descontrolada, muy por el contrario debe canalizar estos (impulsos) para que sienta el alumno que su profesor hace lo mejor para ayudarlo. Llegado a este punto es bueno recordar que un TDAH no es un alumno indisciplinado, solo es impulsivo. En el pasado se le trató con mucha dureza y ello debido a la falta de conocimiento. Hoy se insiste mucho en comprender su situación y enseñarle a controlar sus impulsos teniendo en cuenta al otro.
En el proceso de aprendizaje el maestro es el primero en tomar conocimiento del TDAH para poder enfrentarse a él y de esa forma ayudar a los alumnos. En el aula todos los alumnos deben respetarse entre si, y esto solo se logrará con un cabal conocimiento del tema en cuestión.
El clima que debe vivirse en el aula es de total tranquilidad, debe respirarse mucho amor por los demás, no sólo desde la óptica del maestro, sino que esta debe trascender a los alumnos para que como compañeros puedan ayudar a los TDAH a comprenderse a si mismos.
¿Qué sucede con los maestros de estos alumnos? Practicamente lo mismo y ello debido a que no se prepara a los maestros para trabajar y comprender a los alumnos que presentan diferencias, léase...TDAH. El maestro no debe ser uno que se dedique a reprimir los impulsos de los chicos, de forma drástica y descontrolada, muy por el contrario debe canalizar estos (impulsos) para que sienta el alumno que su profesor hace lo mejor para ayudarlo. Llegado a este punto es bueno recordar que un TDAH no es un alumno indisciplinado, solo es impulsivo. En el pasado se le trató con mucha dureza y ello debido a la falta de conocimiento. Hoy se insiste mucho en comprender su situación y enseñarle a controlar sus impulsos teniendo en cuenta al otro.
En el proceso de aprendizaje el maestro es el primero en tomar conocimiento del TDAH para poder enfrentarse a él y de esa forma ayudar a los alumnos. En el aula todos los alumnos deben respetarse entre si, y esto solo se logrará con un cabal conocimiento del tema en cuestión.
El clima que debe vivirse en el aula es de total tranquilidad, debe respirarse mucho amor por los demás, no sólo desde la óptica del maestro, sino que esta debe trascender a los alumnos para que como compañeros puedan ayudar a los TDAH a comprenderse a si mismos.
La constancia en las acciones que ayuden a tomar conciencia en la preparación adecuada de los maestros, conducirá a una total implementación de los criterios actuales, que permitan apoyar a los niños y adolescentes con TDAH.
No hay comentarios:
Publicar un comentario