Hace mucho tiempo entramos en la terapia familiar, de ella obtuvimos ayuda que ahora nos sirve a todos de soporte, nos enseñó a vivir con el TDAH y no por el TDAH, aunque ustedes no crean es una gran diferencia.
Vivir por el TDAH es depender de todo lo que suceda y no dar cabida al resto de los miembros de la familia. El TDAH si necesita su espacio, pero no lo hagamos que tome el lugar de uno de nosotros, dejemos que circule en nuestro hogar sin apoderarse de todos. Es fácil decirlo, mas no vivirlo, ya que cuesta desprenderse de lo que mas nos duele, pero también es cierto que no daremos un paso adelante si no nos desprendemos de los temores que trae el TDAH al mundo familiar.
Es urgente que todos comprendamos que el TDAH es un síndrome que tiene su propia forma de manifestarse, de él se desprende el tratamiento que deberá seguirse, el cual no puede ser obviado, pues de hacerse solo traerá mas dolor al entorno familiar.
Los temores solo acrecientan la inquietud y la tan conocida ansiedad con la que todos en la familia viven y es que no puede centrarse toda la vida en torno a:
Estas y otras son las interrogantes más comunes que surgen debido a la inestabilidad del núcleo familiar, esa familia que no se deja guiar, que no acepta el consejo de los especialistas, etc. Lo más triste es que todas estas situaciones a veces se tornan difíciles y uno de los padres termina abandonando a sus seres queridos, pero no solamente en el ámbito de la convivencia sino también en la asistencia. Para evitar llegar a esta situación es sumamente importante que en la familia el diálogo sea fluido, que cada acción se converse entre todos y se negocie cualquier solución probable entre todos sus miembros, por ello uno de los valores que no se deberá perder de vista es el RESPETO.
Es urgente que todos comprendamos que el TDAH es un síndrome que tiene su propia forma de manifestarse, de él se desprende el tratamiento que deberá seguirse, el cual no puede ser obviado, pues de hacerse solo traerá mas dolor al entorno familiar.
Los temores solo acrecientan la inquietud y la tan conocida ansiedad con la que todos en la familia viven y es que no puede centrarse toda la vida en torno a:
- ¿Qué pasará, si tal cosa?
- ¿Así será?
- ¿Y ahora que hago?
- ¿Y por qué a mi?
- ¿Qué me pasa?
Estas y otras son las interrogantes más comunes que surgen debido a la inestabilidad del núcleo familiar, esa familia que no se deja guiar, que no acepta el consejo de los especialistas, etc. Lo más triste es que todas estas situaciones a veces se tornan difíciles y uno de los padres termina abandonando a sus seres queridos, pero no solamente en el ámbito de la convivencia sino también en la asistencia. Para evitar llegar a esta situación es sumamente importante que en la familia el diálogo sea fluido, que cada acción se converse entre todos y se negocie cualquier solución probable entre todos sus miembros, por ello uno de los valores que no se deberá perder de vista es el RESPETO.
